• Heliogábalo o el anarquista coronado

    Antonin Artaud

    Sé que Antonin Artaud ha «visto», en el sentido en que Rimbaud y aún antes Novalis y Arnim habían hablado de «ver»… El drama es que la sociedad a la que cada vez nos honramos menos de pertenecer persiste en considerar como un crimen inexpiable que un hombre haya pasado «al otro lado del espejo». En nombre de todo aquello a lo que me siento unido más que nunca, aclamo el regreso a la libertad de Antonin Artaud en un mundo donde la libertad misma está por rehacerse: más allá de todas las denegaciones prosaicas doy toda mi fe a Antonin Artaud, hombre de prodigios; saludo en Antonin Artaud la negación desesperada, heroica, de todo lo que morimos por vivir. André Breton

    “He aquí el libro más violento de la literatura contemporánea; pero de una violencia hermosa y regeneradora. Quien no haya leído ‘Heliogábalo’, no ha logrado alcanzar el fondo mismo de nuestra literatura salvaje”. (Le Clézio).

  • El cine

    Antonin Artaud

    ANTONIN ARTAUD (1896-1948) —cuyas teorizaciones sobre el espectáculo también apuntan hacia las distorsionadas vinculaciones entre la cultura occidental y la vida— mantuvo una relación ambigua y compleja con el cine; como indica uno de sus biógrafos, siempre osciló entre la sospecha de que la naciente industria sólo era un medio poco honrado de ganarse la vida —“estoy obligado a hacer cine para comer”; “no puede uno trabajar en el cine sin avergonzarse”— y la esperanza de que esta nueva forma de expresión pudiera permitirle el descubrimiento de un lenguaje auténticamente creador y revolucionario. Como actor trabajó con Abel Gance (interpretó el personaje de Marat en Napoleón y el de Savonarola en Lucrecia Borgia) y Carl Th. Dreyer (hizo el papel de Hermano Krassien en La Pasión de Juana de Arco); como guionista trató de expandir las fronteras de un arte amenazado ya por la trivialización (“el mundo del cine es un mundo cerrado, sin relación con la existencia”) y de utilizar al máximo las posibilidades que proporciona el carácter ambivalente de la imagen proyectada; como teórico planteó problemas y adivinó perspectivas que resultan hoy día más actuales que nunca.
    El presente volumen incluye una selección de sus reflexiones sobre cine (expresadas en críticas, entrevistas, ensayos y cartas) y siete sinopsis (entre las que destaca La Concha y el Reverendo, único guión suyo llevado a la pantalla de forma específica).

    El cine

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  • Primero como tragedia, después como farsa

    Slavoj Žižek

    Si se han podido inyectar miles de millones de dólares en el sistema bancario mundial en un intento desesperado por estabilizar los mercados financieros, ¿por qué no se han podido unir las mismas fuerzas para afrontar la pobreza mundial y la crisis medioambiental? Sin dejar títere con cabeza, Slavoj Zizek realiza un análisis en el que enmarca los fallos morales del mundo moderno en los acontecimientos que marcaron la primera década de este siglo. Y halla respuesta en la conocida premisa de Marx sobre la repetición de la historia: primero como tragedia, después como farsa. Con los ataques del 11S y con el colapso global del crédito, el liberalismo ha muerto dos veces: como doctrina política y como teoría económica. «Primero como tragedia, después como farsa» es una llamada a la Izquierda para que se reinvente a la luz de nuestra desesperada situación histórica: el tiempo del chantaje liberal y moralista ha terminado.

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